Viejitos pero contentos

Hoy me enteré, gracias a la doctora Diane Pérez, de la existencia de un Alfabeto Emocional, un concepto inventado por un médico biogerontólogo argentino llamado Juan Hitzig, quien estudió a algunos viejitos sanos y concluyó que su condición se debía a su actitud ante la vida.

O sea, que la salud no sólo la determinan la alimentación, el ejercicio, dormir bien y tomar Activia (jajaja, esto no), ya que también influyen los pensamientos, porque cada uno de estos tiene como consecuencia una emoción y ésta a su vez moviliza un circuito hormonal que impacta en los cinco trillones de células del organismo.

Y aquí entran las letras, las conductas S son serenidad, silencio, sabiduría, sabor, sexo, sueño y sonrisa, y estas generan una secreción de Serotonina, que es un neurotransmisor que se relaciona con las sensaciones agradables para el cuerpo. Estas conductas provocan actitudes tipo A que son: ánimo, amor, aprecio, amistad y acercamiento.

Pero como no todo es miel sobre hojuelas es obvio que tienen que existir las antagonistas, o sea las conductas R, que son: resentimiento, rabia, rencor, reproche, resistencias y represión, que ayudan a la secreción de Cortison, que es una hormona dañina para las células porque acelera el envejecimiento, y estas conductas R tienen como consecuencia las actitudes D que son depresión, desánimo, desesperación y desolación.

De tal manera que hay que pensar bonito para generar mucha serotonina y darle batalla al cortisol para no hacernos viejitos o por lo menos no amargarnos, podríamos ser viejitos sanos y contentos.

A poco no suena lindo, puede que sea un choro mareador, pero me gusta, me late que ahorrarnos las malas vibras es lo de hoy y ahí les encargo, háganme sonreír.

Besos gigantes!