jueves, 7 de octubre de 2010

Odioso tic

Me gustaría ser dueña de una importante marca de ropa interior para hombres (¿hay un nombre para eso, como lencería para mujer?) para pedirle a los encargados de la publicidad buscar a Rafael Nadal. Daría instrucciones claras de someterlo a un tratamiento que lo libere del ticsacacalzonantesdelsaque, para que una vez curado sea patrocinado por mi marca y hacer spots en los que se vea el antes y el después, mostrando la efectividad de mi producto.

miércoles, 7 de julio de 2010

¿Y si te dejo de querer?

A veces pienso que si te dejo de querer me dolerá menos todo lo malo que hagas, aunque ya duele que las cosas buenas también me van a importar menos.

miércoles, 14 de abril de 2010

Y se hizo la luz

Después de 26 años de vida, por fin lo entendí.

Hace algunos meses me tocó salir de casa con el pequeño Braulio, de mañana y él recién levantado, caminamos por la calle, platicamos, seguramente me reclamó por despertarlo a las 10.30 de un domingo de descanso y llegamos a casa de sus abuelitos.

Felizmente saludó a los que se encontró a la entrada de la casa y se dispuso a entrar, caminaba rápido, hablando y volteando para atrás cuando ¡tómalas!, al voltear al frente para seguir su recorrido se topó con la esquina de una mesa y se pegó en el párpado.

Entró a la casa, saludó mientras le sobaron  y al entrar yo la pregunta de su abuelita fue: '¿qué no lo persignaste?'... ¡toooooiiiiiinnnnnnnn! Mi grillito cantor nomás me dejó contestar: 'no, yo no persigno ni a mi persona'.

Después del acontecimiento dejé de ser bendecida por la señora, pero afortunadamente lo entendí: no soy distraída, es que no me persigno. 26 años sin saberlo, qué ciega estuve.

jueves, 4 de marzo de 2010

Vendida

En el número 23 de la calle Nezahualpilli, en la colonia Arenal, hay una casa que tiene mi edad. Recuerdo varias fachadas: verde con negro, café, verde con gris y lila con gris. Las puertas primero fueron negras y después blancas.

Ahí aprendí a caminar y a andar en patines, fui niña, adolescente y medio adulta, también aprendí a hablar y tuve mis primeras y últimas clases de inglés, pasé de la máquina de escribir a la computadora y de los permisos a las escapadas.

En esa casa, entre la avenida Circunvalación y Nezahualcoyotl supe lo que era cuidar de alguien o algo. Alimenté por varios años a "Burrito", el perico de mi papá, y cultivé una orquídea hermosa, el primero murió de viejo el 13 de febrero de 1999, de trece años, y la segunda se secó gracias a los miados de los horrendos gatos que entraban de contrabando al patio trasero.

Entre las paredes levantadas por mi abuelito conocí dos de mis aprecios más grandes, el futbol y los libros. Adopté a Cruz Azul como el equipo de mis amores y a los clásicos como los mejores viajes. Por ambos lloré por primera vez en "mi casa".

Conviví con muchas personas, más de las que considero normales, mi tía Rocío, mi tío Mario, sus hijos Sunny, Abigail, Mario y José; mi tía Reyna, mis primos Cinthya y Víctor y el papá de estos dos; mi tío José, su esposa Concha y mis primos Armando, Erick y Alan; Juanito, un queretano sobrino de mi abuelito y Ricardo, un tío ensenadense que vino para hacerse ingeniero; y no olvidaré al fantasma de una señora, el habitante menos raro.

Justo el lunes 1ro de Marzo se cumplieron dos años de que dejé de vivir ahí, y siento que algo rompí al partir. De las seis personas que siempre vivimos ahí fui la segunda en salir, la primera fue mi abuelita, quien murió un año antes. Así quedaron mi hermano, mi mamá, mi papá y mi abuelito, pero unos cuantos meses bastaron para que la casa quedara completamente sola.

Se terminaron las noches de noticiarios deportivos con mi hermano y las peleas por la computadora, las pláticas con mi mamá ahora son escasas y extremadamente cortas, las peleas con mi papá ya son pláticas amigables y la relación con mi abuelito es cordial y limitada.

El pasado jueves 25 de febrero mi abuelito por fin encontró a un comprador, sentí más tristeza que cuando la dejé, pero hoy tengo muy claro que todo terminó cuando la primera persona se fue. Tristemente para algunos y felizmente para otros, la casa ya fue vendida.

Tal vez vuelva un día para ver de qué color es la fachada.

jueves, 25 de febrero de 2010

Un poco de descarga...

A veces me pregunto si ocultar información es lo mismo que mentir, pero generalmente me contesto que sí, porque quien lo hace algo trae de fondo, algo importante.

Me choca, me caga, me repugna, me enoja y me pone muy mal. El único consuelo que me queda es que todo se paga en esta vida, TODO.

Sí, estoy enojada.

miércoles, 20 de enero de 2010

Piedad para mí...

Recordando que este blog lo abrí para hacer lo que yo quisiera con él, como criticar, hablar bonito de alguien y también de mí o simplemente quejarme de lo que me choca, hoy, como un toro, me acerco a mi querencia e intentaré revivirlo con una gran queja: el mal olor.

Yo no creo en argumentos que relacionan la pobreza con la falta del aseo personal, o los estilos de vida con la hediondez. Neta, ni siquiera se necesita bañarse diario para oler bien o por lo menos no mal, así que ¿por qué carajos algunos humanos me torturan con su hedor? 

Sufro, en serio, sufro a lo grande cuando un olor horrible alcanza a mi olfato, me duele la cabeza, me pone de malas, maximiza mi histeria, y no es una exageración, me ha bastado un segundo para no tener escapatoria, así huya a toda velocidad.

Creo firmemente que el derecho de cada uno de nosotros se termina donde empieza el derecho de los otros, y yo tengo derecho a ir por la vida sin pasarla mal por el olor del prójimo. Neta, cada quien su vida, cada quien hace con su cuerpo y sus humores lo que le plazca, pero yo qué culpa tengo, el mundo qué culpa tiene.

No es justo que salgan a la calle apestando y torturando el olfato de la gente que tiene la mala suerte de cruzarse con sus apestes. 

Resulta que Jean-Baptiste Grenouille me anda quedando corto, ayer fue olor a patas, hoy a orina, ¿y mañana? No por favor, si por lo menos fueran perfumes...


miércoles, 27 de agosto de 2008

El optimista

Un distraído muchachito olvidó su celular en el baño de su trabajo y tuvo la gran idea de pedirlo de vuelta con un letrero, lo malo es que creyó necesario informar dónde lo había olvidado, nomás para que a nadie se le ocurriera pensar que lo había dejado en el metro o en su casa.


Para colmo se desesperó un poquito, consultó a sus abogados y decidió ofrecer $4,000 por su valiosa herramienta de trabajo.


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En una colonia en la que abundan las lavanderías es de vital importancia ofrecer el mejor servicio posible para ganarse a la clientela, y como la competencia está dura tenía que haber una lavandería simplemente insuperable, porque no se conformaron con lavar rápido y fueron más allá...


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Y como la variedad es lo de esta colonia pues hay para todos, para los que pueden cruzar y para los que no.


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Aquí un Barny asustado, pobrecito, quien sabe qué habrá visto.


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Esta es La opción...


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Está bien que a los mexicanos nos urgen los libros, pero me pregunto cuáles serán los Libros Urgentes.


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Un uso muy peculiar de las comillas, creo que está de moda y mejor si vienen acompañadas de una petición tan "elitista", qué lástima, me hubiera encantado medir 15 centímetros más para "agacharme".


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El pilón... Pensé que ponerle acentos a la O ya era demasiado, pero no, ilusa de mí, lo de hoy es ponerle una H.