miércoles, 20 de enero de 2010

Piedad para mí...

Recordando que este blog lo abrí para hacer lo que yo quisiera con él, como criticar, hablar bonito de alguien y también de mí o simplemente quejarme de lo que me choca, hoy, como un toro, me acerco a mi querencia e intentaré revivirlo con una gran queja: el mal olor.

Yo no creo en argumentos que relacionan la pobreza con la falta del aseo personal, o los estilos de vida con la hediondez. Neta, ni siquiera se necesita bañarse diario para oler bien o por lo menos no mal, así que ¿por qué carajos algunos humanos me torturan con su hedor? 

Sufro, en serio, sufro a lo grande cuando un olor horrible alcanza a mi olfato, me duele la cabeza, me pone de malas, maximiza mi histeria, y no es una exageración, me ha bastado un segundo para no tener escapatoria, así huya a toda velocidad.

Creo firmemente que el derecho de cada uno de nosotros se termina donde empieza el derecho de los otros, y yo tengo derecho a ir por la vida sin pasarla mal por el olor del prójimo. Neta, cada quien su vida, cada quien hace con su cuerpo y sus humores lo que le plazca, pero yo qué culpa tengo, el mundo qué culpa tiene.

No es justo que salgan a la calle apestando y torturando el olfato de la gente que tiene la mala suerte de cruzarse con sus apestes. 

Resulta que Jean-Baptiste Grenouille me anda quedando corto, ayer fue olor a patas, hoy a orina, ¿y mañana? No por favor, si por lo menos fueran perfumes...


1 comentario:

Somerandomgirl dijo...

Imagínate esto que me pasó el otro viernes:

Iba en el taxi colectivo y me llegó un olor a pun, mi segunda olida lo confirmó, uff!! apestoso!! abrí la ventana rápido :'( no pude escapar al olor ni siquiera así.

Lo peor: No fue el único gas que se tiraron, hubo como otros 2.

¡Qué horror pasé!

No sé qué hubieras hecho en mi lugar...mejor que me pasó a mí y no a ti, jaja.

tqm :)